domingo, 24 de abril de 2011

Vivimos en un mundo de falsos en el que la hipocresía se ha convertido en reina omnipotente. Desean tu ropa, tu pelo y tu vida. Desean ser tú y a pesar de ello odian tu existencia. Podrías dejar de ser quien eres, si fuera tan hipócrita como muchos, probablemente dejarían de hablar. Sin embargo no eres tú la que tiene que cambiar, son ellos los que tienen que aprender a quererse. Sus armas son miradas, sonrisas y falsedades. ¿La tuya? Creo que los destruyes sólo con existir.

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